¿Cuántas veces callas tus dolores y vacíos?
En ocasiones callamos lo que nos pasa porque creemos que es mejor hacerlo, tal vez porque así nadie saldrá herido, o porque creemos que no seremos escuchados, o tal vez pensamos que realmente no es importante, o que solo importa para mí.
No implica que debamos decir todo lo que pensamos y que seamos como una fuente de palabras sin contención. Confío en que todos tenemos un grado de discernimiento para saber cuándo hablar y cuando no. Por esto algunas veces es mejor callar y seguir adelante.
Me refiero a cuando callas tus voces, a pesar de saber que para ti es saludable expresar lo que te pasa y sobre todo lo que sientes. Las voces en si no son lo que te llena sino son las emociones de aquello que callas, y las emociones de retener, las que se va a acumulando en ti.
Cada vez veo más personas que callan, y al irse acumulando poco a poco, con cosas grandes y pequeñas, llega un punto que todo explota.
Es por esto que me gusta tanto esta práctica de comunicar de manera efectiva. Toma un tiempo, observa algo que deseas comunicar y has estado dudando el cómo hacerlo, luego responde cada una de las preguntas, revisa tus respuesta y finalmente atrévete a darle voz a lo que necesitas. Pruébalo y me cuentas como te va!
¿Qué es lo que ha sucedido?
¿Qué piensas de eso?
¿Cómo te sientes tú? Apropiándote de la sensación no desde la victima donde es el otro que te hace sentir de alguna manera.
¿Qué necesitas pedir?
Esta es una nueva forma de comunicarte, no implica que el que escucha vaya a satisfacer tus necesidades, pero si podrás sacar de ti de una forma sana lo que necesitas.
Reblogueó esto en Andrés Novoay comentado:
Una invitación a escuchar tu mundo emocional, a discernir cuándo callar y cuándo decir, a ponerle voz a tus voces calladas…