Han pasado ya tres días y aún tengo la sonrisa en mi cara y esa sensación en el cuerpo de estar libre.
No sé si conoces esa sensación y has sentido esa alegría, donde quedas contagiado por un buen rato, donde tu energía esta al máximo y como que las cosas que no importan te resbalan sin hacer mella.
En esta aventura de conocerme, he estado experimentando el hacer más de lo que me gusta y observar que pasa con mi energía.

Se consciente de lo realmente vale tu energía.
Hace unos meses, abrieron la invitación para hacer un homenaje a una persona que quiero mucho y que ha dejado impacto en vidas de muchas personas. La invitación era para dar un regalo, y este era hacer un baile. Cuando estaba en el colegio, esto era lo más normal, todos los años había algo porque bailar, ponernos el vestuario y maquillarnos, para salir al escenario. Hoy, veinticinco años después, me sonó un poco a locura, llegaron las disculpas que vienen con frecuencia: “ya estoy muy vieja para eso”, “y si me equivoco?”, “es que no tengo tiempo para eso” o “es que de eso no se”.
Afortunadamente, hice caso omiso a mis propias dudas y miedos, y comencé una nueva aventura. Y creo que hoy la sonrisa en la cara y la energía vibrando en mi cuerpo, no solo se debe a esos minutos de baile, se debe a que me lance al vacío, me atreví, me conecte con personas maravillosas después de muchos años, me esforcé y entrené por hacerlo bien, me di la oportunidad de equivocarme y hacerlo mal, saque el tiempo y pedí ayuda para lograrlo, fui ejemplo para mis hijos, y sobretodo di un regalo desde el corazón, no solo para la homenajeada sino para mí.
Cada vez que hago algo que me gusta hacer, siento mi cuerpo llenarse de energía… y tú a qué te atreves para llenarte de energía?

Estos son algunos de los cómplices de esta aventura.
Mejor no lo pudiste escribir Goncha!!!!! La sensación es lo máximo!!!! Feliz de haber sido tu cómplice en ésta.
Totalmente de acuerdo contigo, la recarga de energía, ser leal a las ganas de hacerlo y correr el riesgo valió totalmente la pena!!