Esta semana entraron al colegio mis hijos y esa ha sido toda una conversación en mi mente. Se mezclan tantas emociones que me doy cuenta que las emociones no se fijan sino que bailan entre sí. Por un lado la alegría de volver a una rutina y tener “tiempo para mí”, más la nostalgia de verlos crecer y que dejen de ser niños, sumado a la tristeza que ya no me necesiten por igual, y la confianza que los he enseñado bien, y el asombro a todo lo nuevo que viene.
Por eso este poema de Khalil Gibran me reconforta mucho, me lleva a soltar y disfrutarlos.
Y me aplica para tantas cosas, no solo los hijos, sino esos proyectos y sueños que van creciendo, cambiando, tomando forma y de la misma manera les puedo dar todo, pero no son míos.
Y tú, ¿qué hijos/proyectos/sueños deseas soltar y disfrutar más?